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Complejo de San Roque

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El complejo de San Roque en Sambuceto se inició en 2006, pero sus orígenes se remontan mucho más atrás en el tiempo ya que el crecimiento de la comunidad de San Roque tras la posguerra fue imparable y aún hoy sigue en fuerte progresión.  

Esta expansión, junto con las deficiencias y la insuficiencia de las estructuras existentes, llamó la atención de la Archidiócesis de Chieti – Vasto y llevó a la decisión de construir un nuevo complejo parroquial. Otro factor determinante a la hora de tomar esta decisión fue la ubicación de la comunidad de San Roque en el territorio de Sambuceto, donde confluyen el aeropuerto de los Abruzos y numerosas actividades empresariales, tanto industriales como de comercio y servicios.  El entorno dejó de ser una realidad “de pueblo” o incluso de “barrio”.  Después de los arzobispos Mons. Antonio Valentini, el primero que se ocupó del problema, y Mons. Edoardo Menichelli, quien inició las primeras fases, el nuevo arzobispo Mons. Bruno Forte quiso llegar a una solución definitiva y significativa, evitando el riesgo de que Sambuceto se convirtiera en una periferia anónima y desordenada. Por ello, contactó con el arquitecto Mario Botta, reconocido maestro de fama mundial, para diseñar las nuevas estructuras del complejo parroquial.  

Mario Botta diseñó tanto la iglesia y su complejo, como la nueva plaza de Sambuceto. Consciente de que el diseño de un nuevo centro parroquial en una ciudad que está experimentando un importante crecimiento urbanístico es una oportunidad imperdible para la reorganización del espacio, Botta prestó especial atención a la mejora de la calidad del espacio urbano. De este modo, la arquitectura contribuye a reforzar el sentido de pertenencia a un territorio y a definir la identidad del paisaje urbano. 

iGuzzini intervino en la iluminación del complejo durante dos fases distintas: la primera permitió iluminar la parte exterior y el pórtico mediante la instalación de proyectores Woody con óptica Wide Flood y Flood sobre poste y sobre el pórtico, y empotrables Reflex con ópticas Very Wide flood bajo el pórtico. En la segunda fase, entre 2018 y 2023, se intervino en la iluminación interior de la iglesia y del Aula del Peregrino.  
La iglesia tiene una única sala en la planta baja, con capacidad para un aforo de 500 personas aproximadamente y una galería en el primer nivel donde está instalado el órgano. El volumen de la iglesia, que alcanza una altura considerable de casi 30 m en la cumbre, parte de una planta cuadrada que en su zona superior se transforma en una cruz griega. Durante el día, el espacio interior vive en función de la luz zenital que entra por el tragaluz. La fachada norte, inclinada 30° con respecto al suelo, define tres ábsides que se convierten en la imagen terminal del presbiterio. En la fachada sur, inclinada en paralelo a la del ábside, se encuentra la entrada de la iglesia. El interior del espacio de reunión se puede ampliar en el lado este por medio de paredes deslizantes que comunican directamente con el Aula del Peregrino. 

Si durante el día la luz natural determina la atmósfera luminosa en el interior del aula, modificando el movimiento y la relación entre la luz y las sombras, la propia arquitectura determina una gestión muy distinta de la iluminación nocturna.  
Las paredes de hormigón, cubiertas con paneles insonorizados de fibra de vidrio suponían un obstáculo para la realización del sistema eléctrico. Además, Botta había concebido la iluminación de toda la zona del altar con "americanas" (estructuras metálicas utilizadas en las instalaciones de escenarios que permiten elevar los componentes de la iluminación con respecto al escenario).   
La solución fue la adaptación a medida del proyector Palco inOut (ø 153 mm) con ópticas spot y medium, equipadas con pantallas antideslumbramiento.  
Se utilizaron 12 en cada estructura metálica. La decisión de instalar en los interiores una luminaria para exteriores estuvo determinada por el hecho de que ofrecía una gama más amplia de potencias y ópticas adecuadas para la gran altura del edificio. Asimismo, el sistema de enganche era más fácil de modificar para poder colocar las luminarias en las vigas metálicas. La verdadera solución consistió en hacer pasar dos vías por el interior de las americanas y perforar las partes metálicas para alimentar los proyectores.  

Una de las líneas del raíl es una línea SAI que asegura la iluminación de emergencia, diseñada para ofrecer un equilibrio entre los niveles de iluminación que se tienen alrededor del área del altar y de las salidas de emergencia. Sin este equilibrio, en la zona del altar habría habido niveles de iluminación mucho más altos que en las zonas de las salidas reales, creando situaciones de desorientación en caso de necesidad. Un sistema de control wireless Quick BLE gestiona la luz de todo el complejo. Una vez definidos los niveles de iluminación, se eligió el tipo inalámbrico precisamente porque era difícil pasar los cables de 5 polos que necesita un sistema de control cableado. 

También el aula principal se iluminó con proyectores Palco pero, en este caso, se eligió la versión de interiores sobre raíl con instalación directamente en la pared. Junto a las ópticas spot y media, se incluyó también la óptica flood.  
En el área del altar se instalaron las luminarias Palco sobre raíl de suspensión con óptica de 42° y se suministraron accesorios como, por ejemplo, el apantallamiento cilíndrico y la lente soft, para crear una diferencia no demasiado nítida y brillante que garantizase un efecto más suave. No se quería dar excesivo énfasis a estos detalles. 
Botta eligió proyectores de color opaco. 
En la zona de la entrada con falso techo, donde se encuentra la pila bautismal, se utilizaron empotrables Laser.  
El Aula del Peregrino se desarrolla sobre el lado este de la sala principal y está separada por paneles semitransparentes móviles que no permiten una auténtica separación visual entre las dos áreas. No tiene ábsides pero si una altura considerable: 7,10 m. En esta zona, la iluminación llueve desde arriba durante el día de manera bastante directa gracias a las aberturas circulares del techo. Por la noche, los empotrables Laser se encargan de reproducir el mismo efecto. Estas luminarias también se instalaron en la zona de paso entre la iglesia y el aula.  
 


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  • Año
    2024
  • Cliente
    Archidiócesis de Chieti-Vasto
  • Proyecto arquitectónico:
    Mario Botta Architetti, Mendrisio
  • Proyecto luminotécnico:
    Mario Botta Architetti, Mendrisio
  • Foto
    Fabio di Carlo

Project Quote

"El espacio de la iglesia de San Roque, inesperado y sorprendente, evoca en el visitante recuerdos y emociones lejanos, un espacio claro y simple pero intrigante al mismo tiempo, que desvela al observador el sistema geométrico que genera la arquitectura y la fuente de luz que resbala desde arriba a lo largo de las paredes. La idea de iglesia corresponde a la idea de luz. No es posible separar la forma del espacio, la arquitectura en su conjunto que se convierte en medio de comunicación entre la solidez de la tierra y la levedad del cielo."

Mario Botta, Mario Botta Architetti

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